We are southamerican bloggers

Es una fiebre, basta leer recientes publicaciones nacionales
para notar el fenomeno que hemos creado entre todos. Es como si se hubiesen puesto de acuerdo para sacarnos. No, exhibirnos un momento para luego dejarnos volver a nuestra expuesta intimidad.
De pronto somos el futuro de internet. Tambien somos personas normales, vecinos, amantes, ingenieros, estudiantes, publicistas, sicologos, diseñadores, pasajeros comunes y corrientes de este planeta en movimiento.
Incrustados en este complejo fin del mundo, isleños conectados a la metropoli gracias a desordenadores personales, aparecemos como simples relatores de historias intimas y no como una maquinaria politica con el poder de moverle el piso a algun politico.
Es que como aca dificilmente vere parejas divorciadas conversando calidamente frente a un cafe, dificilmente vere tambien a un momio fundamentalista hacer un salud con un compañero re-tornado y tor-turado. Ni por la seleccion veo a chunchos y albos (de esos que incomprensiblemente viven futbol, no los que tienen coleccion de poleras de todos los años) abrazarse de verdad.
No aceptamos criticas, porque no hemos sido educados ni en la tolerancia ni en la enriquecedora actividad del debate.
No esperen entonces que subitamente le digamos a alguna autoridad lo que pensamos de su figura. Porque hay mucho mediocre dedicado a querellar las ideas que ellos envidian. Que no se sabe debatir, sino defenderse y atacar buscando la destruccion del otro.
Que medio mas estimulante para el el intelecto. Que caldo mas rico para las pasiones. Que mejor cicatrizante de heridas que la ley.
Asi pues, aca estamos nosotros, los bloggers subdesarrollados que escribirmos sobre el impacto que nos causa ver la fragilidad de la piel de la cebolla que usamos ayer para preparar el almuerzo que comerian dos personas insignificanetes en el mundo de los otros, en vez de apoyar con argumentos de peso, lo que hace un estadista, un flanders o discutir sobre la convenciencia de utilizar ciertos compuestos quimicos en experimentos de clonación humana.
Estamos tan lejos o tan cerca como un simple click.
El mundo tiene la libertad de mover su cursor donde se le de la gana.


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